jueves, 20 de agosto de 2009

Sin voluntad de buscar justicia


Nosotros, miembros de la Comunidad Islámica Argentina, rechazamos las expresiones vertidas en los discursos proferidos por el presidente de Amia Sr. Guillermo Borger y el representante de la Agrupación Familiares y Amigos de las Víctimas Sergio Burstein respecto de la responsabilidad de la República Islámica de Irán y el partido libanés Hezbollah en el horripilante hecho de AMIA y DAIA.

Las acusaciones infundadas y funcionales a los anhelos bélicos de EE.UU. y el Estado de Israel, fueron repetidas hasta el hartazgo en estos dos discursos, diciendo incluso que hay evidencias al respecto de ello, pero no dicen la verdad, no existe una sola prueba de lo que ellos están hablando, simplemente repiten los dictados primarios ordenados por la CIA y el Mossad. Demuestran con esta sumisión que no tienen la voluntad sincera de buscar justicia para los muertos, muertos que no son algunos solamente suyos sino de todos los argentinos.

Hay, y esto es real porque está documentado, innumerables pruebas que la Traffic no existió, hay decenas de testigos presenciales que no vieron ninguna camioneta, testigos que la mayoría no fueron citados a declarar o no se tuvo en cuenta su testimonio y no se tienen en cuenta tampoco las conclusiones de investigadores, algunos de ellos contratados por AMIA y DAIA como Juan Salinas y Gabriel Levinas que afirman con toda claridad que la Traffic no existió, que las evidencias fueron plantadas por los agentes israelíes y que no hay una sola prueba que vincule a Irán con el atentado. ¿Acaso Borger y Burstein no lo saben?

Burstein, es la voz pública de lo que AMIA y DAIA no pueden decir, por eso se despacha con total desparpajo contra Venezuela, Bolivia, Ecuador, Nicaragua, Irán, Líbano, las Naciones Unidas, u otro país que no le guste a su paladar siniestro.

Critica a la funcionaria pública nacional Lubertino por las expresiones a favor del pueblo palestino, pues no es otra cosa sino eso, lo que dijo la Presidenta del INADI, respecto a la masacre de Gaza, y que el pueblo argentino repudió en las calles. A estos repudios Burstein los califica de actos antisemitas, como si masacrar a 2000 palestinos no fuera un acto de limpieza étnica antisemita perpetrado por el estado sionista. Pero no la critica por tratar de judicializar las protestas.

Critica al Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Ing. Macri, por la designación de Palacios, pero no lo critica por celebrar el terrorismo de estado de Israel en la ciudad de Buenos Aires.

Insulta al Dirigente Social Luis D’Elia, porque no se deja amedrentar con la historia oficial y requiere que se abra otra línea de investigación que no es tenida en cuenta e involucra a funcionarios israelíes, lo denigra por haberse solidarizado con el pueblo de Gaza, sitiado e invadido por Israel, estado genocida al que Burstein defiende a capa y espada.

Critica al Gobierno Nacional con la Presidenta enfrente de él, pero a mitad de camino la presiona para que culpe a Irán en la Asamblea de las Naciones Unidas.

Critica a las Naciones Unidas, pero no crítica a Israel que no cumple con ninguna de las resoluciones que Naciones Unidas les emplazó respecto de las ocupaciones a palestinos y a sus vecinos.

Muchas veces nos hemos mantenido en silencio por respeto a los familiares de las víctimas comprendiendo su dolor e impotencia, muchas veces hemos intentado comunicar nuestro sufrimiento que ya lleva quince años, quince años de persecución gratuita, quince años de portar barro sobre nuestras cabezas, pero todo tiene un final y este es el momento de decir que no vamos a tolerar más ataques infundados y malintencionados de esta naturaleza que solo buscan profundizar y consolidar el conflicto israelí-árabe-islámico importado a la Argentina por el sionismo internacional en complicidad con el sionismo vernáculo.

Denunciaremos ante al pueblo argentino en primer lugar, ante los organismos internacionales de justicia y las organizaciones de derechos humanos, cada uno de los abusos y las falsas acusaciones, vertidas con un sentimiento de impunidad que les otorga una justicia amañada en este caso particular, por un fiscal que rinde cuentas a un estado extranjero de sus actuaciones –actuaciones reñidas con la ética que un funcionario público debe conservar- a toda vista funcional a las políticas de ese estado.

Sheij Mahmud Aid
Presidente

Sheij Abdul Karím Paz
Secretario General

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